sábado, 28 de noviembre de 2015



Pues bueno, no puedo dejar de escribir en estos días que traigo dolor de corazón.
Acabo de llegar de trabajar, al rato tengo recital con mi ensamble de cuerdas y como no quería ir a casa y que me diera flojera, pensé que sería buena idea pasar por una soda italiana o algo antes de irme a tocar, estar sola un rato, pasar desapercibida.

ERROR.

La avenida está llena de gente, el café también y todo mundo se me queda viendo porque ando cargando una mega bolsa con todo lo necesario para sobrevivir al sábado y, claro está, mi cello, que es como de mi tamaño. Imagínate la escena, es como ver un guitarrón con patas, porque nunca nadie sabe que esto que cargo es un violoncello; todo mundo le dice "guitarrota", " violín gigante", " tololoche" y demás blasfemias (jajaja).

Ya cambió el clima, el viento es diferente, de ese que si estas desabrigada te da frío, y si te arropas demasiado, te da calor. Siempre yo y los inviernos. Tienen algo, algo mágico.

La cosa es que me encantaría que estuvieras aquí sentado tomandote mi soda italiana o lo que sea que haya pedido, que me hicieras reír y escucharas cómo me fue en el trabajo.

Luego para rematar, el ambiente no ayuda; ponen puras canciones cursis en Starbucks y la iluminación está muy ámbar, como foto con filtro de instagram. Todo hipster. Todo soft.. Y yo con ganas de gritarle a todo mundo y patear sus computadoras elegantes.

Me odio poquito por querer tenerte cerca en este mood tan nena. Deben ser mis hormonas que se ponen a dar lata. Pero bueno, creo que escribir y tejer son buena terapia por mientras.

...

La gente se ve tan sola, tan metida en sus propias amarguras, en sus celulares, en sus fantasmas. Todo mundo necesita amor pero nadie se anima a decirlo, a pedirlo o a darlo, porque en esta sociedad que vive a prisa, todo es desechable, y los sentimientos nobles ahora resulta que son signo de debilidad. Yo no quiero eso.

Yo quiero arriesgarme y disfrutar de esta montaña rusa que es la vida.


Por lo pronto me voy a terminar esta cosa de moras que pedí, o más bien, mi Berry Refresher (léase con el acento más sangron que pueda reproducir)


Jajaja todo me parece tan ridículo a veces...







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